martes, 22 de enero de 2013

Paul Marlor Sweezy: Teoría del desarrollo capitalista

En el primer capítulo El método de Marx, Sweezy nos plantea los principales elementos de la actitud de Marx ante la economía política. Marx era partidario del método abstracto-deductivo y muchas de sus contribuciones son de carácter metodológico. Utilizaba el método de las «aproximaciones sucesivas», es decir, ir de lo más abstracto a lo más concreto. Es necesario decidir de qué hacer abstracción y de qué no y hay que distinguir entre lo esencial y lo que no lo es. Además, el método de Marx es histórico. Considera que la realidad social es el proceso histórico y para él las personas son responsables de los cambios que el sistema sufre y sufrirá. Los grandes acontecimientos históricos afectan por lo general a sistemas sociales enteros. 

La principal preocupación de Marx era la sociedad en su conjunto y especialmente el proceso del cambio social. Su intención era exponer la interrelación entre los factores económicos y los no económicos en el conjunto de la existencia social. Quería «poner al desnudo la ley económica del movimiento de la sociedad moderna» y para ello estudió los conflictos de clase. Las relaciones económicas esenciales son aquellas que están debajo y se expresan en la forma de conflictos de clase. Para Marx «el capitalismo es la fuerza que todo lo domina en la sociedad burguesa», por lo que la relación económica principal es la que existe entre capitalistas y obreros.

En el segundo capítulo El problema del valor cualitativo se cuenta que Marx empieza analizando la producción simple de mercancías, que se da cuando el productor tiene sus propios medios de producción y satisface sus necesidades por el cambio con otros productores como él. En este punto se encuentra enfrentado a Smith y no concuerda con él en que la división del trabajo esté ligada al cambio, ni que la producción de mercancías sea la forma universal e inevitable de la vida económica. Para Marx, es solo una forma de la vida económica. 

Para Marx las tareas de la economía son cuantitativas y cualitativas: detrás de la relación cuantitativa entre productos hay una relación específica entre productores (cualitativa). De aquí se deducen dos elementos que Marx acepta y considera en un solo esquema conceptual: el problema del valor cuantitativo y el problema del valor cualitativo. 

Por último, en este capítulo se ahonda en conceptos como el de valor de uso (relación entre el consumidor y el objeto), valor de cambio (relación cuantitativa entre las mercancías mismas),  trabajo abstracto (valor que oculto detrás del valor de cambio) y fetichismo (en la producción de mercancías la relación básica entre los hombres adopta la forma de una relación entre cosas). 

En el tercer capítulo El problema del valor cuantitativo se habla acerca de la correspondencia que existe entre las proporciones del cambio y las proporciones del tiempo de trabajo. El trabajo más calificado debe tener una mayor capacidad de producir valor. En el momento en el que oferta y demanda se equilibran el precio de mercado de una mercancía coincide con su valor real. Según el costo en trabajo y la demanda que tenga el producto se puede determinar el equilibrio económico general de la sociedad. Marx dedicó poco esfuerzo al estudio de la demanda porque bajo el capitalismo la demanda depende de las necesidades de los consumidores y está dominada por la distribución del ingreso.

En este capítulo también se habla de la «ley del valor» de Marx que se refiere a las fuerzas que actúan en una sociedad productora de mercancías que regula las proporciones de cambio, la cantidad producida de cada una y la asignación de la fuerza de trabajo a las diferentes ramas de la producción. También se habla del  precio que no es más que la expresión monetaria del valor. Aquí se diferencia entre precio y precio de producción, siendo el segundo modificaciones de los valores que se derivan de estos últimos.

El capítulo cuarto Plusvalía y capitalismo trata acerca de la relación entre ambos. Se dice que en el capitalismo todos los productos se convierten en mercancías, aunque la mera producción de mercancías no implica necesariamente la existencia del capitalismo. Bajo la producción de mercancías, cada productor posee y trabaja con sus propios medios de producción pero bajo el capitalismo, la propiedad de los medios de producción corresponde a unos de individuos mientras que otro realiza el trabajo. Tanto los medios de producción como la fuerza de trabajo son mercancías, objetos de cambio y las relaciones entre propietarios y no propietarios son relaciones de cambio. La diferencia específica del capitalismo la constituye la compra y venta de la fuerza de trabajo.

En la producción simple de mercancías, el productor vende su producto con el fin de comprar otros productos que satisfagan sus necesidades. Las mercancías las convierte en dinero, y de ahí, una vez más en mercancías. Las mercancías son, por tanto, el principio y el fin de la transacción (M-D-M). Sin embargo, bajo el capitalismo, el capitalista se presenta en el mercado con dinero, compra mercancías, y después de un proceso de producción vuelve al mercado con un producto que convierte una vez más en dinero. El dinero es el principio y el fin (D-M-D' ; siendo D'>D). El incremento del dinero Marx lo denomina plusvalía, y constituye el ingreso del capitalista como tal. La fuente de trabajo es la fuente de la plusvalía porque en un día de trabajo, el trabajador produce más que los medios de subsistencia de un día, por lo que la jornada de trabajo puede dividirse en trabajo necesario y trabajo excedente. Lo específico del capitalismo no es el hecho de la explotación de una parte de la población, sino la forma que asume esta explotación, la producción de la plusvalía.

Por último, este capítulo se refiere a los componentes del valor (capital constante, medios de producción, capital variable, fuerza de trabajo y plusvalía), a la tasa de plusvalía (la proporción de trabajo excedente con respecto al trabajo necesario), a la composición orgánica del capital (medida en que el trabajo es provisto de materiales, instrumentos y maquinaria en el proceso productivo), y a la tasa de la ganancia (proporción de la plusvalía con respecto al desembolso total de capital).

El quinto capítulo La acumulación y el ejército de reserva comienza hablando de la búsqueda de un buen modelo capitalista que dure, para lo que se toma el pensamiento económico de Marx. Marx incluye en su teoría la «reproducción simple», que dice que los capitalistas emplean toda su plusvalía en el consumo, y lo obreros gastan todo su salario en el consumo. Para que esto se cumpla el capital usado debe ser igual a la producción total de bienes de producción y el valor del capital de consumo debe ser igual que el valor de las mercancías consumidas. 

El plan de reproducción expresa la estructura de la oferta y la demanda, en términos de clases de mercancías producidas. 

Los capitalistas quieren a la vez acumular y consumir y esta acumulación implica un aumento de la demanda de fuerza de trabajo. Pero si aumenta la demanda de una mercancía, su precio sube también, desviándose del precio con respecto al valor. Por lo que el equilibrio de oferta y demanda está ausente en la fuerza de trabajo.

La plusvalía es esencial en el capitalismo. Depende de la diferencia ente el valor de la fuerza de trabajo, y el valor de la mercancía que el trabajador produce. El trabajo contiene un precio natural y un precio de mercado. El precio natural es el precio necesario para que los trabajadores puedan subsistir, y el precio de mercado, el valor por el que se vende el producto.

Por último, Marx añadió el concepto «ejército de reserva del trabajo» que hace referencia a los obreros desocupados debido a la gran inversión en máquinas que favorecen a la producción de mercancías. Estos ejercen una presión hacia abajo en el nivel de salario.

En el capítulo sexto La tendencia descendente de la tasa de la ganancia se establece un esquema entre ganancias y plusvalía que nos explica que si la plusvalía es constante, la tasa de ganancias varía en sentido inverso a la composición orgánica del capital. 

Marx enunció seis causas contrarrestantes, que anulaban la ley general de la tasa descendente de la ganancia. La sexta se relaciona en realidad con la forma de calcular la tasa de ganancia, pero no la desarrollaremos. Las otras las vamos a desarrollar brevemente:
  • Abaratamiento de los elementos del capital constante: uso creciente de maquinarias, elevando la productividad del trabajo y disminuyendo el valor por unidad del capital.
  • Aumento de la intensidad de explotación: prolongación de la jornada laborar.
  • Depresión de los salarios más debajo de su valor: reducción constante de los salarios. 
  • Sobrepoblación relativa: ejército de reserva provocado por el aumento de maquinarias reemplazando puestos de trabajo.
Si la tasa de plusvalía se mantiene significa que tiene una elevación de los salarios reales, proporcional al aumento en la productividad del trabajo.

Existen una serie de fuerzas que pueden deprimir o elevar la tasa de ganancias.

Fuerzas que tienden a deprimir:
  • Sindicatos: combatiendo los intereses del sector correspondiente.
  • Acción del Estado en beneficio de los trabajadores: suele tomar diversas formas, como la limitación de la jornada o el seguro contra desempleo.
Fuerzas que tienden a elevar:
  • Organización patronal.- actúan para mejorar la posición contractual del capital frente al trabajo. 
  • Exportación del capital: actúa para mitigar la presión sobre el mercado de trabajo doméstico.
  • Formación de monopolios: favorecen la tasa de ganancias debido a la ausencia de competidores.
En el capítulo octavo La naturaleza de la crisis capitalistaMarx expresó «la crisis real puede explicarse solo por movimiento real de la producción capitalista, de la competencia y del crédito». Lo que ocurrió es que Marx no pudo realizar un análisis profundo de la crisis capitalista.

Dentro de la forma de trueque cambio de M-M a M-D-M, si se interrumpe el proceso de circulación aparece como consecuencia la crisis, en la que coinciden mercancías invendibles y necesidades insatisfechas. Cada productor ha producido más de lo que puede vender.

Un discípulo de Adam Smith, Jean Baptiste Say, creó la «Ley de Say» que explicaba que no se pude interrumpir la circulación M-D-M, por lo que no puede haber crisis de sobreproducción. Lo que ocurre es que la venta y compra están separadas en el tiempo y en el espacio, por lo que si uno vende y deja de comprar, el resultado es la crisis y la sobreproducción. 

La forma de circulación M-D-M, característica de la producción simple, se convirtió en D-M-D bajo el capitalismo. El problema es que no todo el mundo lo acepta, por lo que la economía ha caído con frecuencia en uno de estos dos errores opuestos: el error de suponer que bajo el capitalismo cada uno es impulsado por el deseo de obtener ganancias, y el de que cada uno se interesa solo por el valor de uso.

Es lógico que los capitalistas retiren su dinero si la tasa de ganancia está por debajo del nivel ordinario, y si esto es al revés, entonces los capitalistas invertirán su capital. La tasa de ganancias debe desaparecer o volverse negativa para producir una crisis, es decir, bajar por el nivel ordinario, para que los capitalistas retiren su dinero, interrumpiendo así el proceso de circulación.

Helen González García
Yaiza González Guimaray

No hay comentarios:

Publicar un comentario